El ruido del claxon de los autos en el estacionamiento no es suficiente para apagar las voces de los vendedores que dicen: “ ¡Pásele! ¿En qué les podemos ayudar?” por todos los pasillos de El Mercado, en Boyle Heights. Los clientes se apresuran a comprar trajes folclóricos tradicionales con puntillas y bordados, botas fabricadas con cueros exóticos, alhajas con cuentas de colores y cintas brillantes con los colores de la bandera mexicana.
El Mercado, conocido popularmente como El Mercadito, atrae clientes tanto de la comunidad en las inmediaciones como de lugares remotos, y todos se acercan por sus artículos mexicanos tradicionales, los aromas dulces y sabrosos de los diversos platos y la fragancia del cuero. Muchos describen la plaza como “un pedacito de México”.
“ ¿Qué es lo que más me gusta? Todo. Todos los pequeños artículos que venden”, dijo Samuel García, de 63 años, un cliente del mercado desde la década de 1970. “Si busca cosas de México, ¿para qué ir a Tijuana si puede encontrar todo aquí?”.
Cada vez que vuelve a El Mercadito, Génesis Vargas, de 23 años, recuerda las visitas a las tiendas que realizaba con su abuela cuando era niña. A su abuela le gustaba “comprar pequeñas chucherías de liquidación”.
El Mercado fue fundado por la familia Chayra en 1968 con la intención de convertirse en un punto de interés para los turistas, al igual que Olvera Street en el centro de la ciudad.
Cuando Pedro Rosado, ahora de 77 años, compró El Mercado en 1977, decidió que todo tenía que relacionarse con México, desde los productos a la venta a las obras de arte en la plaza, las que representan diferentes regiones del país. En el Mariachi Restaurant ubicado en el tercer piso, los cuadros de artistas mexicanos cuentan la historia de México, desde el imperio azteca a la colonización y la sociedad moderna.
“En el mercado puede encontrar la historia y cultura de México, y por supuesto, el idioma y la comida”, dijo Rosado.
Rosado ayuda a los propietarios locales a comenzar su negocio en El Mercado permitiéndoles usar un pequeño espacio sin cobrarles alquiler durante 15 a 30 días. Después de ese período, el alquiler varía entre 275 dólares por un puesto hasta 7,000 dólares por un espacio grande que incluye una cocina. Los vendedores nuevos también pagan un depósito del alquiler del primer y último mes.
Algunos puntos de interés en El Mercado son los refrigerios, como las chips caseras, los churros y la nieve de colores. Su restaurante sirve cócteles de camarón con mucho limón, birria (un estofado mexicano picante preparado con carne de cabra) y otros platos regionales. Los músicos tocan música mariachi y baladas norteñas durante toda la semana. El amplio espacio para cenar, que se asemeja a una caverna, atrae a cientos de personas, especialmente los fines de semana.
Desde que Rosado está al frente de este lugar, amplió El Mercado y construyó más pisos y estacionamiento adicional. Piensa ampliar otra vez el estacionamiento, ya que se llenan todos los lugares, especialmente durante el fin de semana.
Ahora su hijo Tony le está siguiendo sus pasos y lo ayuda con la administración del restaurante. Dos hijas, además de otros miembros de la familia, también trabajan allí.
“La idea es que la próxima generación ayude a mantener lo que sus padres hicieron, tomen como base los pilares que asentaron los padres y sigan construyendo”, dijo Tony Rosado.