soccer in the park
Flouting the rules, Ramón Pérez’s children play soccer at Hollenbeck Park. Photo by Jennifer Lam.

A Boyle Heights se le considera un vecindario ‘con pocos parques’ y no hay muchos lugares para jugar

futbol
Haciendo caso omiso a las reglas, los hijos de Ramón Pérez juegan al fútbol en Hollenbeck Park. Foto de Jennifer Lam.
Haciendo caso omiso a las reglas, los hijos de Ramón Pérez juegan al fútbol en Hollenbeck Park. Foto de Jennifer Lam.


Un típico miércoles por la tarde, Ramón Pérez juega al fútbol con sus hijos en Hollenbeck Park. Usan botes de basura para marcar los arcos y corren por el alto césped con donde se encuentra un cartel blanco que anuncia claramente “Prohibido jugar al fútbol”. Se oyen los gritos de “ ¡Vamos, hijo, vamos!” y “ ¡Pásala para aquí!” de este animado partido que padre e hijos juegan en una pequeña área de césped.

Está prohibido jugar al fútbol en Hollenbeck Park, el parque más famoso de Boyle Heights, ya que fue designado para uso exclusivo como “parque de esparcimiento”. El denso tránsito de la zona, debido a la cantidad de rampas de entrada y salida de la autopista, hace que jugar deportes en el parque sea algo peligroso, afirman las autoridades.

Pérez, que hace 18 años que vive en Boyle Heights, no presta atención a esta regla porque este parque, que se encuentra a la vuelta de la esquina de su casa, es el mejor lugar en las inmediaciones para jugar al fútbol. Como muchos residentes locales, Pérez desearía ver más espacios abiertos para poder jugar con sus hijos.

Boyle Heights, que tiene más de 80,000 residentes, cuenta con alrededor de 10 parques públicos. Se considera uno de los vecindarios con más “escasez de parques” de la ciudad, según Ramya Sivasubramanian, subdirectora y consejera de The City Project, una organización sin fines de lucro que busca el acceso equitativo a los espacios verdes para las comunidades de bajos ingresos.   En un estudio realizado en el año 2010, los investigadores de The City Project definieron los “vecindarios con pocos parques” como aquellos lugares con menos de tres acres de parques por 1,000 residentes. Boyle Heights tenía 0.72 acres de parques por 1,000 residentes, según el estudio de 2010 que se basó en datos disponibles del censo 2000.

Pocos lugares para jugar

“Hay mucha competencia por los espacios verdes” dice Seth Strogin, planificador urbano y experto en temas de acceso a parques en Los Angeles. “En todos lados hay necesidad de espacios verdes. En Boyle Heights hay muchos residentes y pocos espacios verdes”.

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Grandes y chicos hacen uso de los pocos espacios disponibles. Foto de Jennifer Lam.

Incluso cuando los parques están cerca, algunos miembros de la comunidad dicen que no siempre encuentran un lugar para jugar un partido informal. La municipalidad exige permisos especiales para poder reservar el espacio para un deporte organizado, fiestas u otros eventos privados.

Las ligas deportivas de temporada tienen prioridad para recibir estos permisos, por lo tanto, la mayoría de las canchas de los parques están reservadas para equipos deportivos.   “Es muy difícil obtener un permiso. No tenemos muchos parques con canchas de fútbol y donde las hay están generalmente reservadas”, dice José Vélez, entrenador de fútbol de Boyle Heights de Pecan Park en Pecan Street. Si bien el equipo de Vélez tiene un lugar donde jugar los partidos de fútbol, con frecuencia no tiene donde practicar y termina en Hollenbeck Park, aunque esté prohibido jugar al fútbol allí.

Las autoridades del parque señalan que exigen los permisos para evitar los conflictos de horarios que puedan surgir por los espacios en el parque.

Exigir permisos “significa que hay tarifas y cargos establecidos que se aplican a toda la ciudad”, dice Verónica Rodríguez, supervisora de recreación que supervisa el área del Este de Los Angeles para el Departamento de Recreación y Parques de la Ciudad de Los Angeles.   El precio de los permisos varía, pero generalmente es de 20 a 50 dólares la hora. Entre los factores que afectan su costo se incluye la cantidad de personas y el horario en que se desea usar el parque, y si se necesita asignar miembros del personal del parque.

Solo deben obtener permisos los equipos deportivos organizados, no las personas que solo quieren patear una pelota con sus hijos durante un rato.   Pero los residentes se quejan de que hay pocos lugares donde se puede jugar un partido informal. Y las autoridades admiten que encontrar un lugar abierto en un horario conveniente no es algo fácil. “Les damos prioridad a nuestros programas, luego el parque está abierto al público”, dice Sophia Piña-Cortez, superintendenta del departamento de la región Griffith-Metro.

Nueva cancha pero menos acceso

En 2009, se remodeló el Centro Deportivo de Boyle Heights. Se agregaron unas canchas multipropósito de última generación para partidos de béisbol y fútbol, así como también un cerco para proteger el acceso a las canchas y controlar el acceso.   Los residentes de toda la vida consideran que el parque se ha vuelto menos accesible ya que cada vez más ligas reservan el espacio.

“Solíamos hacer de todo aquí, jugar al fútbol, al béisbol, a lo que quisiéramos. Ahora no tenemos dónde jugar”, dice Raúl Ruiz, de 43 años, residente de Boyle Heights que creció jugando en el Centro Deportivo de Boyle Heights. “Cercaron toda la cancha porque es de césped artificial, entonces hay que ser un equipo o tener permiso para usar la cancha, lo que pienso que no tiene mucha lógica”.

La seguridad en los parques es una preocupación recurrente para los residentes. Recientemente, mientras los niños andaban en bicicleta y jugaban a la pega durante una tarde en Hollenbeck Park, un hombre que parecía ebrio deambulaba por allí. Al rato se quedó dormido en el césped mientras los niños jugaban y las familias disfrutaban de su picnic.

Una hora más tarde llegó la policía y arrestó al hombre. Un visitante frecuente del parque dice que ese hombre había causado problemas muchas veces en Hollenbeck Park y que representaba una amenaza.

hombre por estado de ebriedad en público
Algunos niños en Hollenbeck Park son testigos del arresto de un hombre por estado de ebriedad en público, una situación frecuente en muchos parques de Los Angeles. Foto de Jennifer Lam.
Algunos niños en Hollenbeck Park son testigos del arresto de un hombre por estado de ebriedad en público, una situación frecuente en muchos parques de Los Angeles. Foto de Jennifer Lam.

Piña-Cortez, la supervisora regional de parques, señaló que los encargados de los parques se reúnen con frecuencia con los agentes de seguridad pública “cuando hay problemas o inquietudes, como casos de individuos vagabundos, personas sin techo, pandillas, venta de drogas, o lo que sea”.

Pero debido a los recortes al presupuesto, el departamento tuvo que reducir las patrullas de seguridad en los parques. Al tener menos guardaparques estos espacios se convierten en lo que las autoridades llaman “parques muertos”, un término que se usa para describir los parques sin control de la seguridad.

“El gran problema ahora son los recursos”, dice Rodríguez, la supervisora del área del Este de Los Angeles. El departamento está reduciendo el personal y los fondos. Los fondos son tan bajos que no podemos hacer todo lo que nos gustaría hacer”.

El presupuesto del parque para este año es 4 millones de dólares inferior al del año pasado, y 40 millones de dólares menos que hace cinco años.

Piña-Cortez afirma: “El desafío es lograr tener el mismo nivel de programas y de calidad con mucho menos recursos, muchísimo menos personal y menos trabajadores a tiempo parcial, y mucho menos presupuesto, por eso, hemos tenido que ser un poco más creativos”.

Jennifer Lam cursa el 12 º grado en la Escuela Preparatoria Magnet  Francisco Bravo de Carreras Médicas.

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