Jaset se arrodilla ante el altar de la iglesia durante la ceremonia de su quinceañera. / Foto de Jonathan Olivares
Jaset se arrodilla ante el altar de la iglesia durante la ceremonia de su quinceañera. / Foto de Jonathan Olivares

Su transformación ya había comenzado hace tiempo. Las uñas de las manos le brillaban. Tenía el pelo ondulado y rociado con fijador para mantenerlo en su lugar. Y su maquillaje hacía juego con el vestido hecho a la medida que se encontraba sobre la cama: rosa, verde y azul.

Jaset Alonso todavía andaba de jeans a las 10 a.m. de ese gran día. Pero un equipo de fotógrafos ya estaba en el humilde apartamento de Alvarado Street para documentar su presentación formal en sociedad. Jaset dijo que se sentía bien, pero que estaba un poquito nerviosa, especialmente por la ceremonia en la iglesia para celebrar este evento, su fiesta de quinceañera. Después de tomar fotografías formales toda la mañana, dijo, de pie en la acera frente a la iglesia: “Tengo muchas ganas de que llegue la fiesta”.

Jaset y los miembros más cercanos de su familia, junto con una cantidad de amigos y familiares, estuvieron preparando y ahorrando dinero para su quinceañera durante casi 2 años, y Jaset soñaba con esa fiesta desde que era una niña pequeña.

(Vea presentación de fotos a continuación)

En las culturas latinoamericanas, las quinceañeras marcan la transformación de la niñez a la adultez. El rito de iniciación, que generalmente se celebra con una misa o con una bendición y una fiesta de las mismas características que una boda, tiene lugar cuando la muchacha cumple los 15 años.

Es una tradición que se dice milenaria y tradicionalmente indicaba a la sociedad que la muchacha estaba lista para casarse. Ha evolucionado a lo largo de los siglos, pasando de los tiempos tribales a los modernos. Además, la celebración puede variar un poco de un país a otro.

Un costo significativo
Más allá de las posibilidades económicas de la familia de la muchacha, una cosa es clara: las quinceañeras cuestan dinero, a veces cuestan mucho dinero. Debido al vestido, los zapatos, el peinado, el maquillaje, el fotógrafo profesional y la fiesta, las quinceañeras se asocian con frecuencia con las bodas. Y pueden costar desde un par de miles de dólares hasta 100,000 dólares, según Michele Salcedo, editora de The Associated Press que en el año 1997 creó una guía exhaustiva sobre esta celebración bajo el nombre de “ ¡Quinceañera!”.

Las quinceañeras pueden ser “muy polémicas”, señaló Salcedo en una reciente entrevista telefónica desde su oficina en Washington, D.C. “Hay ciertas personas que se cuestionan, ‘ ¿Para qué gastar tanto en esta fiesta cuando podemos ahorrar ese dinero para la educación de nuestra hija o para hacer un viaje?’”.

En algunos casos, el costo total de la quinceañera es superior a lo que cuesta un año en la universidad. El sistema de California State University afirma que el costo promedio para estudiar en uno de sus recintos escolares el año pasado, con la matrícula, los cargos, los libros y los materiales incluidos, era de 7,552 dólares. La quinceañera de Jaset, que tuvo lugar el 14 de abril en Casa Grande en César Chávez Avenue, costó 18,660 dólares.

Pero la familia no se encargó de todos los gastos. Jaset tuvo 25 padrinos, o patrocinadores, que le ayudaron a cubrir los gastos de su quinceañera. Su madre y su padre contribuyeron con aproximadamente 10,000 dólares, que significaron una parte importante de los ingresos de la pareja, que se gana la vida con la costura. (En la comunidad de Boyle Heights, el ingreso promedio anual de una familia es de 31,500 dólares, conforme a un estudio realizado por la Facultad Luskin de Asuntos Públicos de UCLA en el año 2011).

Sin importar lo que gastó la familia, dijo Salcedo, las quinceañeras celebran el proceso físico y espiritual de crecer y transitar hacia la responsabilidad y la madurez. “No importa si uno organiza una gran fiesta con cortejo, pastel y miles de personas, una pequeña fiesta en el hogar o se va de viaje”, dijo Salcedo. “Lo importante es que la familia marque ese momento de alguna manera. Debe ser una forma para hacer brillar a la muchacha y su familia”.

Uno de los costos más grandes, además de la comida, el alquiler del salón y la música, puede ser el vestido de la homenajeada. Conforme a una encuesta realizada por quinceañerasmagazine.com, la mayoría de las muchachas está dispuesta a gastar 800 dólares o más en su vestido de quinceañera. De las 2,174 muchachas encuestadas, 601, la mayor cantidad en todas las categorías, dijeron que pagaría el precio más alto, en comparación con 363 muchachas que dijeron que estarían dispuestas a pagar entre 200 y 299 dólares. Solamente 183 de las muchachas encuestadas dijeron que pagarían 100 dólares o menos.

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Mucho brillo y volados
Jaset, que acaba de completar su 10 º grado en la Escuela Preparatoria Roosevelt, lució un vestido hecho a medida por el diseñador mexicano Wilhem Zeda, con sede en Los Angeles. El vestido sin tirantes estaba cubierto de brillos y los volados llegaban al suelo.

Jaset, su familia y los padrinos distribuyeron 200 invitaciones. Los invitados asistieron a una fiesta en Casa Grande, así como también a una ceremonia por la tarde en la Iglesia Católica Santa Isabel. El hermano de Jaset, Jayro Núñez, de 17 años, que se graduó recientemente de la preparatoria Roosevelt, fue su escolta de honor y acompañó a su hermana a entrar a la iglesia.

Núñez pensó en un principio que la quinceañera de su hermana era “demasiado cara” y que el dinero podría haberse usado para “fines universitarios”. Pero al final, dijo: “Cambié un poco mi opinión. Todavía estoy en contra, pero mi hermana estaba tan feliz y eso es para mí lo más importante”.

El tipo de ceremonia religiosa depende de los deseos de la familia. Puede ser algo muy elaborado como una misa o una simple bendición. Para Jaset, el Rev. Genaro Zavala ofició una misa y la roció con agua bendita. En la homilía, el padre Zavala aconsejó a Jaset a tomar buenas decisiones, urgiéndola a escuchar “la palabra de Dios” y así tener la fortaleza necesaria para no sucumbir a la presión de los pares.

Jaset, que cumplió 15 años en febrero, y su cortejo abandonaron la iglesia en una limosina. Después de dar una vuelta por Los Angeles, llegaron a tiempo para la fiesta, que comenzó a las 6 p.m. y continuó hasta pasada la medianoche.

Los colores del vestido de Jaset eran un complemento al tema seleccionado para su fiesta: las golosinas. Paletas gigantes, donas, magdalenas, gusanitos de goma, Starbursts y una gran variedad de otros dulces cubrían las mesas en el salón. En el momento de ingresar al salón, a modo de gran entrada, una banda de mariachis cantó varias canciones para ella, incluyendo “Feliz Cumpleaños”.

Poco después de su entrada, se sirvió “birria”, un plato mexicano de cabra a la parrilla que se ofrece tradicionalmente en las celebraciones. Pronto llegó el momento de su primer baile con los hombres del cortejo. Bailó un vals lento y mientras giraba, su vestido creaba un arco iris de colores. Luego fue coronada. Se cambió las zapatillas de tenis por un par de tacos altos de color rosa fuerte y recibió los regalos.

En los ritos de iniciación, “Nos apoyamos en Dios y en la comunidad como forma de ayudarnos a interpretar los cambios que estamos experimentando”, dijo Juan Martínez, profesor adjunto de estudios hispanos y liderazgo pastoral de Fuller Theological Seminary en Pasadena.

“Con los quince, se deja de jugar con las muñecas” y la muchacha comienza a prepararse para salir con chicos, dijo Martínez. “Celebramos que la muchacha se está convirtiendo en un ser adulto”.

Terminada la quinceañera, Jaset compartió sus reflexiones. “Para mí fue perfecto”, dijo. “Estaban todas las personas que esperaba y volvería a hacerlo otra vez”.

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