El aburrimiento es parte de la vida en las salas de emergencias, donde frecuentemente los pacientes con problemas que no representan una amenaza para sus vidas deben pasar por largas esperas.

Recientemente en la sala de emergencia del Hospital White Memorial, un jueves por la tarde, dos adolescentes envían mensajes de texto, mientras que tres miembros de una familia se encuentran sentados en semicírculo esperando noticias de un ser querido, al tiempo que tres niños pelean por obtener un turno para jugar al Nintendo DS.

En Boyle Heights, donde un tercio de los residentes no tiene seguro médico, muchas personas no cuentan con un proveedor de atención médica y recurren a la sala de emergencias cuando están enfermos o sufren una lesión. Como resultado, algunas de las afecciones no reciben tratamiento y se convierten en casos con consecuencias graves o incluso mortales.

La Ley de Atención la Salud Asequible del presidente Obama aumentará el acceso de muchas personas a los planes de seguro privados y del gobierno. Se espera que la presión a las salas de emergencias disminuya a medida que las personas con seguro de salud obtengan atención en clínicas locales y en consultorios médicos privados.

En el año 2009, los pacientes de California pasaron un promedio de cuatro horas y media en una sala de urgencias, según un informe realizado en 2010 por Press Ganey, una empresa consultora sobre atención de la salud. El informe se basa en las evaluaciones de las experiencias de 1.5 millones pacientes que se atendieron en 1,893 hospitales.

En la sala de espera de la sala de emergencias del Hospital White Memorial

Photo de Jonathan Olivares
Photo de Jonathan Olivares

Victoria Quintana, de 56 años, se doblaba del dolor una tarde de julio mientras esperaba que la llamaran en la sala de emergencias. Con movimientos lentos y delicados, se señalaba un bulto en la cabeza y una pierna lesionada.

“De aquí venía toda la sangre”, dice Quintana señalándose la cabeza.

Cuenta que fue atacada hace tres días en una calle de Boyle Heights por un hombre que le robó la Biblia. Se negó a llamar a una ambulancia, y en vez, esperó casi 72 horas para acudir a la sala de urgencias.

“Pensé que con el tiempo [el dolor] se iría, por eso no fui al hospital. Me dije, ‘No puedo pagar el costo’”.

Quintana recibe $200 dólares mensuales por cuidar de una hermana discapacitada. Dado que es un ingreso muy bajo, seguramente cumpla con los requisitos para recibir Medi-Cal, incluso previo a las reformas de la ley “Obamacare”. Sin embargo, como muchas personas sin seguro, no cuenta con información básica sobre los beneficios que pueden ayudarla a mejorar su vida. Dice que no tiene seguro y que apenas tiene lo suficiente para cubrir sus necesidades.

Quintana no hace visitas frecuentes al consultorio médico. Se le llenan los ojos de lágrimas cuando habla del dolor en la espalda que ha tenido que soportar y para el cual no recibió tratamiento tras un accidente automovilístico ocurrido en su ciudad de origen, Albuquerque, en el estado de Nuevo México. Dice que muchas veces le hubiera gustado ver a un consejero para que la ayudara a lidiar con los años de depresión que sufrió luego de las muertes ocurridas en su familia.

“No quería hacer nada. Me sentía totalmente agotada”, dice Quintana.

Photo de Jonathan Olivares
Photo de Jonathan Olivares

En otra parte de la sala de espera, Andrea Gaytán, de 30 años y residente de Boyle Heights, espera con tranquilidad rodeada de sus cuatro hijos. Uno de sus hijos está en brazos del padre de Gaytán, que se encuentra sentado a su lado, otro hijo está desparramado a sus pies, y los dos mayores se entretienen jugando con su Nintendo DS.

Para la familia Gaytán las salas de emergencias son demasiado conocidas, aunque su familia tiene seguro a través de Medi-Cal y ella conoce una clínica médica local a la que asisten a veces, Cuidado Latino Medical Group. Preparada para esperar durante cuatro o cinco horas como otras veces, Gaytán dice sobre sus hijos: “Aquí los he traído toda su vida, por eso me siento cómoda”.

Los casos de las familias como la de Gaytán son los que contribuyen al aumento en los costos de atención de la salud, haciendo que sean más altos para todos. Esto se debe a que Gaytán acude a la sala de urgencias, el sector más caro del sistema de atención de salud, para recibir atención de rutina. Es cierto que a veces puede obtener atención de salud por un costo muy bajo o gratis en una clínica local a través de Medi-Cal.

La hija de 13 años de Gaytán volvió a acudir al hospital para consultar por segunda vez por su rodilla dislocada, ya que no estaba sanando. Gaytán también debió consultar con un médico por su hijo de ocho años que hace tres días está con fiebre.

Este año, Gaytán informa que su familia visitó la sala de emergencias al menos media docena de veces, en su mayoría por su padre diabético. Lo lleva a la sala de urgencias cuando le sube el azúcar en la sangre o cuando tiene problemas para respirar, todos síntomas de que su enfermedad no está siendo atendida adecuadamente en el consultorio médico. Del mismo modo, también llevó a su hijo a la sala de emergencias el año pasado por un virus estomacal, una afección que puede tratarse mediante la atención de rutina.

“Llevamos esperando casi una hora”, dice la madre soltera que también se encarga de cuidar a su padre anciano. “Probablemente tengamos que esperar por lo menos una hora más”.

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