El día de Acción de Gracias nos da la oportunidad de celebrar nuevas llegadas y cálidas bienvenidas. En un vecindario rico en cultura inmigrante como lo es Boyle Heights, los miembros de nuestro equipo de periodistas comparten la forma en que sus familias celebran este día. Lo describen como una oportunidad para sentirse agradecidos, pero también como una instancia para celebrar y reflexionar sobre la identidad y la pertenencia.

Como co-editora y responsable de edición del Pulso de Boyle Heights, considero que los recuerdos del día de Acción de Gracias del equipo de periodistas de Boyle Heights representan un gran testimonio de la resiliencia y la belleza de este vecindario tan particular de Los Angeles.

Andrew Román, 17 años, estudiante del 12 º grado de Roosevelt High y periodista del Pulso de Boyle Heights

Cuando me preguntan sobre Acción de Gracias, yo pregunto, “ ¿Cuál de ellos?” Desde que tenía cinco años, tuve dos familias con dos tradiciones diferentes para Acción de Gracias. Con una parte de mi familia, mi lado afro-estadounidense, comemos arroz, ensaladas verdes, relleno y salsa para el pavo y diversos pasteles caseros. Mi abuela prepara los macarrones con queso más ricos del mundo. No se trata de cualquier tipo de macarrones con queso, es la verdadera receta al estilo sureño que solo se puede encontrar en Mississippi. Y TODA mi familia celebra este día en casa de mis abuelos. Y algunas veces, todos nos volvemos un poco espiritosos por demás.

Foto es cortesía de stumptownpanda en flickr

Pero por mi lado latino, en Acción de Gracias nos juntamos AL AIRE LIBRE y comemos tamales. El pavo está siempre seco, el puré de papas proviene de una caja y la salsa para el pavo se prepara con un polvo instantáneo. Aunque mi lado latino no sea el mejor en lo que se refiere a la “comida típica de Acción de Gracias” y la cultura estadounidense asociada con esta celebración, tiene algo que me encanta: los tamales. Todos se reúnen por los tamales. No importa si alguien está enojado con otro miembro de la familia, si pasó algo la última vez que nos reunimos o las andanzas de los vecinos, lo único que importa es que estamos todos reunidos.

Stephanie Baylon, 17 años, estudiante del 12 º grado de Roosevelt High School y periodista del Pulso de Boyle Heights

En nuestra familia somos cuatro. Celebramos Acción de Gracias de una forma muy personal: mi madre prepara algunas especialidades mexicanas, mi padre hace unas salsas picantes y mi hermano y yo preparamos atún con chipotle para las chips de tortillas. Todos colaboramos para preparar la cena, porque esa es nuestra forma de agradecernos mutuamente ser parte de esta pequeña pero cariñosa familia.

Cuando cenamos, la mesa siempre está llena de platos adicionales, como posole, tamales y pequeños chiles rellenos como acompañamiento. A mi madre le encanta ver la mesa llena y siempre dice: “Tenemos más comida que ofrecer”. Le gusta compartir comida con los vecinos y personas que pasan dificultades en la vida, como las personas sin techo. Después de comer hacemos un círculo, tomamos nuestras tazas y nuestras bebidas y hacemos nuestro agradecimiento. Mi madre generalmente llora en este momento porque siente que no puede demostrar lo agradecida que está por tener la familia que tiene.

Erick Luján, estudiante del 12 º grado de Mendez Learning Center y periodista del Pulso de Boyle Heights

Mi día de Acción de Gracias siempre ha sido el único momento del año en que mis tíos, tías y primos nos visitan y pasamos tiempo reunidos. Esta siempre ha sido nuestra tradición y espero continuarla cuando tenga mi propia familia. Celebramos con los platos básicos y tradicionales estadounidenses: puré de papas, arvejas y zanahorias, y el infaltable pavo. Pero debido a la crisis económica, este año será la primera vez que no celebraremos Acción de Gracias en mi casa, ya que mis padres necesitan usar ese dinero para pagar cuentas.

Pensé que esto podía ocurrir, pero no al punto de estar totalmente seguro. Era una posibilidad remota, de 1 en 100, lo que me parecía bastante improbable. Cuando mi madre nos dijo el domingo que tenía que pagar cuentas, vi la desilusión en sus ojos y la impotencia de mi padre para solucionarlo. Fue una prueba de que nada dura para siempre y me hizo recordar lo importante que son las tradiciones para mis padres, especialmente para mi madre. Será todo un acontecimiento el día en que las expectativas se conviertan en realidad.

Lesly Juárez, estudiante del 10 º grado de Roosevelt High School y periodista del Pulso de Boyle Heights

En la noche de Acción de Gracias, toda la familia se reúne en la casa de la hermana de mi tío. Todos contribuyen con alguna comida, como ser tamales, camote, salsa de arándanos rojos o el pavo. A mí me gusta especialmente ayudar con los preparativos en la cocina. Me sorprende y agradezco mucho contar con la presencia de la hermana de mi tío y poder seguir celebrando con ella el día de Acción de Gracias. No vivo con mis padres, por eso, ver a toda la familia reunida es algo muy especial.
El año pasado, la sobrina de mi tío dijo que ella se encargaría de traer el pavo. Y así fue, llegó a la casa con el pavo. Pero tan pronto como puso un pie en la casa, se tropezó y el pavo cayó al suelo. Todos exclamaron: “ ¡Ay, a Rosemary se le cayó el pavo!”. Ella comenzó a reír, porque el pavo que había dejado caer era de mentira. El verdadero pavo estaba en el horno. Entonces todos se rieron de la broma. En ese momento me di cuenta de que Acción de Gracias es una celebración para reírse y disfrutar con la familia.

Emmanuel Bravo, 17 años, estudiante del 12 º grado de Mendez Learning Center y periodista del Pulso de Boyle Heights

Todos los años en noviembre, mi familia siente mucho entusiasmo por reunirse para celebrar Acción de Gracias. Hay muchas cosas especiales como el aroma del sabroso pavo, las papas horneadas, los pasteles de manzana y calabaza,  ¡y la infaltable sidra de manzana! Todos los miembros de la familia se encargan de cocinar una parte de la comida: mi madre prepara el pavo y el jamón, mi tía hace el pan y el puré de papas, mi tío compra las bebidas y los adolescentes se encargan de los postres.

Toda la familia se reúne en la casa de mi tía, nos saludamos con cariñosos abrazos y besos y nos vestimos con elegancia con sacos de vestir y suéteres para la ocasión. Nos sentamos todos juntos, hablamos del trabajo, de la escuela, de la vida. Cuando llegan las 8 de la noche,  ¡es hora de cenar! Los adolescentes y los niños siempre comemos primero, pero antes de empezar, los adultos nos graban en video mientras compartimos las cosas por las que estamos agradecidos. La mayoría de los niños pequeños se ponen tímidos ante la cámara y dicen todos lo mismo: “Estoy agradecido por la comida y por mi familia”, con una gran sonrisa en la cara. Los adolescentes somos un poco más demostrativos y agradecemos tener una familia comprensiva y que nos apoya, y a la que siempre podemos recurrir. También estamos agradecidos por sentir mucho amor en la familia y por ser exitosos gracias a la ayuda y apoyo de nuestros padres. Antes de partir, todos tomamos una taza de sidra de manzana, y los adultos hacen un brindis y prometen repetir la celebración el año próximo, con la esperanza de seguir ampliando la familia y mantener nuestras tradiciones.

Kevin Martínez, estudiante del 12 º grado de Roosevelt High y periodista del Pulso de Boyle Heights

Mi definición del día de Acción de Gracias es reunirse con la familia, sentarse en la mesa de la cocina y celebrar con pollo asado de El Pollo Loco. Provengo de una familia mexicana y para ser franco, nunca había tenido una celebración completa de Acción de Gracias hasta el año pasado. Recuerdo cuando era niño que le preguntaba a mi madre por qué no preparábamos un pavo. Y ella me respondía: “Prefiero comer pollo que pavo”. Recuerdo oír a mis amigos contar que iban a visitar a sus familiares y cuánto les gustaba comer el pavo casero. Me sentía muy celoso e intentaba convencer a mi madre de que preparara un pavo, aunque fuera una sola vez. Por suerte, el año pasado preparó uno. Si bien le llevó diez años hacerlo, fue la cena de Acción de Gracias más deliciosa de mi vida. Ahora que se acerca nuevamente esta fecha, espero que mi madre sienta lo mismo que yo sobre volver a comer pavo.  ¡Tengo muchas ganas de devorar un rico pavo otra vez!

Antonio Mejías, editor colaborador del Pulso de Boyle Heights
Acción de Gracias es un día festivo de EE. UU. que se celebra oficialmente en Puerto Rico desde la década de 1950. Como la mayoría de las familias puertorriqueñas en la última parte del siglo XX, mi familia adoptó muchos de los platos tradicionales que se sirven en EE. UU. para esta celebración, especialmente el pavo, pero los combina con platos más típicos y tradicionales. En mi casa el pavo se servía acompañado de arroz con gandules, un famoso plato de arroz. Durante algunos años una de mis abuelas preparaba pavo fricasé, ya que a mi padre no le gustaba particularmente el pavo asado relleno.

Otro plato infaltable en mi familia era una adaptación del pastel de calabaza: mi madre comenzó a hacer flan de calabaza desde que recortó una receta de un periódico a finales de la década de 1950. Todavía conserva el recorte original del periódico, pero ha adaptado un poco la receta, y hasta yo he aprendido a preparar un rico flan de calabaza.

Pedro Rojas, co-editor y responsable de edición del Pulso de Boyle Heights

Desde que nos mudamos a Pasadena en el año 2003, comenzamos el día de Acción de Gracias repartiendo comida a Union Station (un refugio para personas sin techo de Old Town Pasadena), y luego, por la tarde hacemos una reunión familiar en casa. Nos acompañan mis dos hijas y sus familias, al igual que algunos de sus amigos de la universidad. Hemos adaptado el tradicional pavo a un “pavochón”. Se trata de un pavo sazonado con especias puertorriqueñas. “Pavochón” es la combinación de “pavo” y “lechón”.

Como provengo de una familia de inmigrantes judíos de origen ruso, que se instalaron inicialmente en Los Angeles en Berendo Street a finales de la década de 1930, el día de Acción de Gracias es una oportunidad de reñir y hacer la paces, para volver a reñir, disfrutar de la comida y volver a hacer las paces. La celebración judía perfecta, dicen algunos. Es un día para celebrar y agradecer esa química particular que nos hace sentir tan unidos. En el corazón de esta celebración se encuentra mi madre de 80 años, quien nos enseñó a todos unas cuantas lecciones sobre el amor y la generosidad sin límites.

 ¡Muy feliz día de Acción de Gracias para todos!

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