Desde los poco comunes burritos de cinco libras al delicioso pan dulce, Boyle Heights es conocido por sus platos tan sabrosos como diversos. Sus famosos restaurantes han captado una buena clientela durante décadas y continúan atrayendo a personas de toda la ciudad, que se acercan para probar platos con sabor a Boyle Heights.
Este barrio ofrece muchos restaurantes para elegir, sin importar si lo que se busca es comer comida mexicana auténtica o disfrutar de postres que nos hagan agua la boca. Hace más de 20 años que existen El Tepeyac y La Favorita en Boyle Heights, y se han convertido en dos de los lugares más visitados.
El Tepeyac
Manuel Rojas recibe de inmediato a sus clientes en su restaurante El Tepeyac, ya sea con una canasta de dulces, un beso en la mano o un trago de tequila.
Una vez dentro del restaurante, el aroma de los famosos platos mexicanos se apoderan de todos los sentidos. A lo largo del día, se forma una larga fila de clientes que espera su turno con ansiedad fuera del local ubicado en 812 North Evergreen Avenue, para ser recibida por Rojas, conocido por su clientela habitual como “Don Manuel”.
“ ¡Hola! Estamos preparando una mesa para usted. ¿Le gustaría tomar un trago de tequila mientras espera?”, le ofrece a un cliente este energético y carismático propietario de 77 años.
“Los muchachos siempre me cuentan que él los llevó de los dulces ‘Tootsie Roll’ a los tragos de tequila a medida que se hacían mayores”, comentó Joey Durán, sobrino de Rojas y encargado del segundo restaurante El Tepeyac, ubicado en City of Industry.
Óscar Martínez manejó hasta Boyle Heights desde el Condado Orange para visitar el restaurante de estilo familiar una tarde entre semana, mientras se escuchaba música mariachi y norteña en un equipo de música.
“Mi socio de negocios dijo, ‘Deben ir a este restaurante, es realmente muy bueno’”, dijo Martínez. Pidió chile colorado y quedó muy satisfecho con su elección. “Tienen todo. Me comería todo lo que hay en el menú”, dijo Martínez.
El famoso burrito de cinco libras del restaurante, llamado “Burrito especial de Manuel”, comenzó como una broma en la década de 1970, cuando un grupo de estudiantes de Cal State Los Angeles hizo una apuesta para ver quién era el que más comía. Los cocineros les prepararon burritos enormes, y los jóvenes jugaron competencias para ver quién era el primero en comerlos.
Cuatro años más tarde, el restaurante hizo oficial esa competencia. Le regala una camiseta de El Tepeyac a cualquiera que se coma el burrito entero. “Este burrito fue un gran éxito, y las personas comenzaron a pedirlo como especialidad de la casa”, dijo Roxanne Rojas, sobrina del fundador y encargada del restaurante. “Es increíble la cantidad de comida que puede llegar a comer una persona para quedarse con la camiseta”.
Salvador, el padre ya difunto de Manuel Rojas, y su madre Rebecca, comenzaron a vender comida desde su hogar hace más de 70 años. Abrieron su primer restaurante, El Tupinamba, en el centro de Los Angeles en 1942, y el segundo, La Villa Café, en Lincoln Heights. Inauguraron El Tepeyac en Boyle Heights en 1952. Nunca se imaginaron que su negocio tendría tanto éxito.
Figuras públicas como will.i.am, la estrella de rap y hip-hop, y el alcalde de Los Angeles, Antonio Villaraigosa, ambos oriundos de Boyle Heights, son clientes frequentes. El artista de hip-hop siempre se sienta en la mesa ubicada en una esquina al fondo, lejos de la gente y pide huevos con chorizo. Durante la campaña para alcalde de 2009, Villaraigosa eligió como su última visita al restaurante El Tepeyac. El programa Travel Channel hizo una nota sobre el restaurante, “Man v. Food” (Hombre versus comida) en 2009, lo que atrajo más clientes y fortaleció su reputación como un lugar famoso de Boyle Heights.
“Somos una de las atracciones a visitar en el itinerario de los turistas que recorren Los Angeles”, dijo Rojas. “También verán a Phillipe’s en Alameda Street y a El Tepeyac de Manuel”.
Rojas se sigue levantando a las 2 a.m. para llegar al restaurante a las 3 a.m. y trabaja ocho horas. Su sobrina y sobrino piensan continuar con el negocio y el legado familiar que atrae a tantas personas.
Panadería La Favorita
El aroma del pan dulce recién horneado inunda el aire a varias cuadras alrededor. A través de la vidriera de la panadería La Favorita, ubicada en 2305 East Fourth Street, una persona puede observar a los panaderos amasar la masa y formar conchas, cuernos y bolillos.
Desde temprano por la mañana a última hora de la tarde, la panadería se llena de estudiantes de la Escuela Preparatoria Theodore Roosevelt y de familias que desean comprar los deliciosos panes, y que a la mayoría les resultan asequibles.
“Voy a La Favorita porque el bolillo es delicioso y la calidad es excelente. También me recuerda a México”, dice Jelsy Gervacio, una estudiante universitaria que vive en Boyle Heights.

Como un sueño anhelado por padre e hijo, Jesús y Jorge Beltrán, hace más de 40 años en México, La Favorita continúa teniendo éxito incluso al día de hoy, en la situación económica actual. La familia era dueña de una panadería en la Ciudad de México antes de emigrar a los Estados Unidos y abrir una panadería en Boyle Heights en el año 1971. Satisfechos con el éxito de la primera panadería, los Beltrán comenzaron a ampliarse. Hoy tienen otros siete locales en la ciudad. Los trabajadores de La Favorita dicen que fueron los primeros en hacer la mini concha y el bolillo en Los Angeles, con recetas de la panadería de la familia en la Ciudad de México. Hoy, su pan dulce los convierte en una de las panaderías predilectas de Los Angeles. (el semanario LA Weekly nombró a La Favorita como “mejor panadería del Este de Los Angeles” en 2009).
“Algunos de nuestros panaderos llevan más de 20 años trabajando con nosotros, y creo que esto es lo que hace que los clientes sigan viniendo”, dijo la encargada Julia Cantana, que comenzó a trabajar en la panadería como cajera en el año 1986. “El pan es (tan) delicio que hasta los panaderos no pueden dejar de comerlo. Es como una adicción”.
Carlos Castañeda hace 33 años que trabaja en la panadería, y comenzó cuando tenía 15 años, pero dice que nunca se cansa de hacer pasteles. “Ha sido una gran experiencia porque aquí somos como una familia”, dice Castañeda. Sus compañeros de trabajo dicen que Castañeda es como un padre para el resto de los panaderos.
La Favorita ofrece panes y pasteles para bodas y quinceañeras; también retribuye a la comunidad de Boyle Heights mediante donaciones de pan a instituciones como la Iglesia Roca de Salvación.
“Es una gran bendición porque es un tiempo de gran necesidad, tanto como para la gente que viene aquí y nuestra gente del barrio”, dijo la pastora María Elía Guzmán.
“Donamos pan a la iglesia porque creemos mucho en Dios”, dijo Cantana, la encargada. “Nuestro objetivo es ayudar a progresar a la comunidad de Boyle Heights, y evitar que retroceda, y pensamos continuar haciéndolo con la ayuda de Dios”.