Cuatro chicas adolescentes atraviesan un sangriento campo de batalla armadas con metralletas mientras eluden las balas y lanzan granadas. Se mantuvieron pegadas a la pantalla de la televisión mientras intentaban llegar al siguiente punto de control en el videojuego ambientado en una zona de guerra.
A pesar del preconcepto de que los videojuegos violentos, especialmente los de pistolas y aventuras, son solo para los hombres, la audiencia femenina es un segmento en crecimiento. Conforme a la Asociación de Software de Entretenimiento, en el año 2001, 42% de todos los jugadores eran mujeres. Las mujeres mayores de 18 años representaban uno de los segmentos demográficos de crecimiento más rápido en el sector. Parte de este crecimiento puede atribuirse a los juegos dirigidos a una audiencia más amplia. “En los últimos cinco años, es más aceptable socialmente que las chicas jueguen a videojuegos”, señaló Dmitri Williams, profesor adjunto de la Facultad Annenberg de Comunicaciones y Periodismo de la Universidad del Sur de California (USC, por sus siglas en inglés) y experto en videojuegos.
Hoy muchas chicas comienzan a jugar a videojuegos a una edad temprana. 7 de 10 chicas encuestadas en la Escuela Preparatoria Roosevelt, que respondieron a la encuesta del Pulso de Boyle Heights en Facebook, afirmaron que habían comenzado a jugar a videojuegos cuando tenían 10 o menos años de edad. Si bien algunas chicas juegan solamente para entretenerse o para cumplir algún logro personal, otras juegan porque disfrutan de la competencia.
“Es todo una competencia en la que se determina quién tiene las mejores estrategias”, dijo Jasmine Martin, una chica que juega a videojuegos y estudia en el centro universitario East Los Angeles Community College, a quien le gusta jugar a “Call of Duty”, un videojuego con pistolas que tiene lugar en una zona de guerra. “Lo que hace que sea muy divertido es tener que pensar rápido. Realmente hay que pensar sobre las diferentes opciones a tomar y si deberías o no arriesgarte”.
Como muchos juegos involucran sangre, violencia y pistolas, a algunas personas les sorprende que a las chicas les atraiga este tipo de entretenimiento, señala Williams: “Las chicas pueden ser muy competitivas y agresivas, pero sigue siendo algo menos común, incluso en estos tiempos”. Algunas chicas son tan agresivas como los hombres”, dijo. “Realmente es algo fuera de la común, porque no es socialmente normal en nuestra cultura”.
Si bien los personajes femeninos no se ven con frecuencia en este tipo de juegos, las chicas tienden a recibir más atención cuando juegan en Internet, especialmente en un juego donde la mayoría de los jugadores son hombres.
Las tres principales consolas de juegos Wii, PlayStation y Xbox ofrecen entretenimiento en Internet con ciertos juegos como “Call of Duty”, “Left 4 Dead”, “Halo” y “Rock Band”. En estos juegos los jugadores pueden comunicarse a través de audífonos para hablar con otros jugadores en misiones o competencias específicas.
“Cuando lo uso, las personas dicen que sueno como si tuviera 10 años y comienzan a hacerme todo tipo de preguntas; no creen que tengo 17 años”, señaló Ashley Ramírez, que estudia en la preparatoria Roosevelt.
Martin dice que como jugadora la tratan igual, hasta que habla. “Si te oyen la voz”, dice, “llamarás la atención, pero la mayoría de las veces no querrán que formes parte de su equipo”.
Cree que esto sucede porque los hombres piensan que “las chicas no pueden jugar”¦ y siempre pierden”.
El hecho de que las chicas reciban un trato diferente en los juegos motiva a algunas a intentar ganarles a sus contrincantes masculinos. A Ramírez fue su hermano que le enseñó a jugar a videojuegos. Con el paso de los años se han vuelto muy competitivos. Su hermano tiene mucha más experiencia, dice, “pero creo que puedo ganarle. Uno de estos días lo haré”.
Si bien las mujeres pueden ser competitivas cuando juegan contra los hombres, tienden a jugar diferente entre ellas. Nonny de la Peña, de la Facultad Annenberg de USC, llevó a cabo un estudio de investigación para mostrar las diferencias en el juego entre los hombres y las mujeres.
Los participantes se dividieron en grupos según su sexo y todos jugaron al mismo juego en el mismo momento. De la Peña descubrió que los hombres jugaban con la intención de ser el jugador dominante, pero que las mujeres tenían un comportamiento diferente. Las mujeres “no eran