
La pequeña sala en el hogar de Yesenia Juárez en Boyle Heights está ordenada, excepto por una pila de libros, fotos de la familia y una computadora de 10 años de antigüedad que descansa sobre un escritorio.
Juárez, de 39 años, despeja el escritorio. “Vamos a ver si prende”, dice, luchando por encontrar el botón de encendido. Hace meses que la computadora no funciona.
Si bien Juárez está iniciando su aprendizaje sobre tecnología, sus cuatro hijos dependen de ella. Por ahora se han arreglado usando la computadora de la escuela o la biblioteca local, hasta que la familia pueda comprar una nueva.
La tecnología ha creado una brecha generacional en Boyle Heights. Muchos adultos quedan rezagados mientras que sus hijos adquieren conocimientos digitales en la escuela. Esta brecha digital aleja a las comunidades pobres e inmigrantes de las oportunidades económicas y educativas que Internet y la tecnología pueden ofrecer.
La proporción de hogares latinos en California con conexión a banda ancha ”“de alta velocidad- casi se duplicó entre los años 2007 y 2011, según una encuesta de 2011 realizada por California Emerging Technology Fund. Pero los avances siguen siendo inferiores en comparación a los hogares de personas blancas, donde el 72% tiene conexión por banda ancha. Los avances son más lentos todavía para los latinos que hablan español, donde el 55% de ellos no tiene conexión por banda ancha en el hogar, en comparación con el 15% de los latinos que hablan inglés.
Juárez, que emigró de México hace 15 años y todavía no domina el inglés, creció sin televisión ni computadora.
Como madre sola con cuatro hijos, trabaja muchas horas para mantener a su familia. De todas formas, señala que ha observado el gran impacto que tiene la tecnología en la vida de sus hijos. Solían depender de la computadora rota del hogar para obtener información, hacer las tareas domiciliarias y navegar por Internet. “Les digo que parecen hipnotizados porque se pasan todo el tiempo allí”, dice.
Adquisición de nuevas habilidades
Cuando la computadora funcionaba, Juárez solía pedirles a sus hijos que la ayudaran a buscar el horóscopo en Internet. Pero recientemente comenzó a darse cuenta que puede usar la computadora para muchas cosas más y está intentando adquirir nuevas habilidades. En febrero comenzó a tomar una clase de computación en el Centro de Servicios Comunitarios Pueblo del Sol, después de que fuera despedida de su trabajo como limpiadora en un hotel. Aprendió a crear y enviar mensajes de correo electrónico, organizar una presentación Power Point y copiar y pegar información en documentos.
“Creo que está muy bien que aprenda. No le gusta tener que depender de nosotros”, dice la hija de Juárez, Verónica Alaniz, de 17 años, estudiante del 11 º grado en la Escuela Preparatoria Autónoma Óscar de la Hoya. Desde que la computadora de la familia se rompió, Alaniz visita los centros de la comunidad para usar Internet.
Juárez dice que aprender computación no es fácil, especialmente si uno solo estudió hasta el 4 º grado de la primaria y tiene conocimientos limitados del inglés. Pero espera que sus nuevos conocimientos la ayuden a conseguir un trabajo mejor.
Las personas sin conocimientos de computación “se pierden muchos de los avances que hay en la sociedad”, señala Ariel Coro, analista latino de tecnología y autor de ‘El Salto’, un manual sobre cómo los latinos pueden aprovechar los avances tecnológicos. La brecha digital tiene el potencial de “hacernos más lentos”, agrega Coro, columnista de La Opinión. La educación es la única solución, agrega.
La Escuela Secundaria Stevenson ofrece el programa School2Home para estudiantes y sus padres. Financiado por California Emerging Technology Fund, su objetivo es cerrar la brecha académica y tecnológica en las comunidades de bajos ingresos.
Computadoras para todos
En el año 2009, Stevenson fue una de las dos secundarias que compartió un subsidio de 1.5 millones de dólares por tres años, que se usa para comprar computadoras portátiles de 400 dólares para que cada estudiante pueda trabajar en la escuela y en el hogar. Además, se organizan talleres para padres sobre conocimientos de computación y se ofrecen sesiones de capacitación para maestros.
Los padres asisten a un programa de computación de seis horas, y los estudiantes asisten a tres talleres de dos horas para luego recibir una netbook, una computadora portátil de bajo costo. En las sesiones, los padres aprenden a llevar control de los avances académicos de sus hijos y a comunicarse por Internet con los maestros.
“La participación de los padres es clave para el éxito de los estudiantes”, señala Pamela Stiles, capacitadora del programa de tecnología School2Home.
Stiles afirma que aproximadamente el 80% de los padres en el programa solo habla español, por lo tanto, la mayoría de los talleres se realizan en español. La mayoría de los padres no tiene experiencia previa con las computadoras.
“La mayor parte de los padres cuenta con estudios hasta el 6 º grado de primaria, no sabe lo que su hijo necesita para ir a la universidad y desconoce la importancia de tener acceso a la tecnología y a su uso, que es una forma de comunicación”, agrega Stiles.
Juárez continúa tomando clases de computación para intentar obtener un trabajo mejor, preferiblemente uno que no requiera trabajo manual. Cuando obtenga un trabajo nuevo, dice que una de sus prioridades será comprar una computadora nueva.
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