Por Emmanuel Bravo y Erick Luján
Las calles de Boyle Heights se conocen desde hace mucho tiempo por sus peligros. Anteriormente, esto se debía a la violencia de las pandillas y al delito. Pero en la actualidad, un peligro menos visible puede causar un impacto grave en la salud: la contaminación del aire.
Los investigadores están colaborando con las organizaciones y los residentes de la comunidad para aumentar la conciencia y establecer planes de acción.
Si bien Los Angeles cuenta con unos de los peores niveles de contaminación del aire en el país, los defensores del medio ambiente afirman que Boyle Heights y otras comunidades semejantes son “focos tóxicos” porque tienen más fuentes de contaminación, como refinerías, talleres mecánicos y parques ferroviarios, y también están más cerca de las autopistas. Cuatro autopistas atraviesan Boyle Heights: las Autopistas Interestatales 5 y 10, la Autopista de EE.UU. 101 y la Ruta Estatal 60.
Los niños que viven aquí tienen un índice de hospitalizaciones por casos de asma más alto que lo normal. En el código postal 90033 de Boyle Heights se registró un índice de hospitalizaciones por casos de asma de 137.7 por cada100,000 habitantes en el año 2009, en comparación con el índice estatal de 86.2, conforme a la Oficina que recolecta datos sobre las internaciones en California.
“Todos los días hay más residentes de Boyle Heights que son afectados negativamente por las condiciones ambientales inseguras”, señala Jorge Villanueva, organizador de la comunidad de la Corporación de la Comunidad del Este de Los Angeles (ELACC).
ELACC ha establecido alianzas con organizaciones ambientales y también con investigadores de las universidades de UCLA y USC para obtener más información sobre los problemas de salud provocados por la contaminación del aire.
Leticia Andrade, residente de Boyle Heights, ha participado de una serie de talleres en el programa ALERT de UCLA, que capacita y educa a los miembros de la comunidad acerca de los estudios de investigación más recientes sobre la calidad del aire. (ALERT es un acrónimo en inglés que significa Capacitación para la evaluación de los riesgos ambientales locales a fin de reducir las disparidades en la salud).
“Me preocupa nuestra comunidad, especialmente cuando se trata de la seguridad de los niños”, afirma Andrade. “Es por eso que participo”.
Andrade ha participado en los estudios de investigación que miden la cantidad de partículas en el aire, incluyendo polvo y hollín, en diferentes momentos del día. Ella y otros investigadores de la comunidad usan dispositivos especiales para contar las partículas, también llamados “p-trackers” en inglés, que se parecen a una calculadora científica de gran tamaño y cuentan partículas individuales dispersas en un gas o líquido.
Una tarde durante la primavera, un grupo organizado por ELACC contó que pasaron 381 automóviles y 12 camiones por la intersección de las calles 4th y Boyle. Los voluntarios midieron las partículas en el aire, y se están analizando los datos para determinar si el alto nivel de partículas está relacionado con la intensidad del tráfico. Si se informa a los residentes sobre las horas del día donde se registran los niveles de partículas más altos, podrán limitar su exposición en ese horario y permanecer en casa, observa Villanueva.
En otras instancias conocidas como “verificación de las condiciones del terreno”, los residentes usan portapapeles y máquinas de fotos para contar las fábricas y los automóviles que pasan por la comunidad, como forma de identificar posibles fuentes de contaminación. Con los datos recabados en el vecindario, los miembros de la comunidad pueden poner la “ciencia en manos de la gente”, dicen los defensores del ambiente.
Las investigaciones realizadas en la última década indican una relación entre la exposición a la contaminación del aire y el asma. The Children’s Health Study (Estudios sobre la salud infantil) investigó el efecto de la contaminación del aire en la salud infantil entre los años 1993 y 2001 en las comunidades del Sur de California y señaló que los niños expuestos a altos niveles de contaminación presentaban en forma permanente una función pulmonar más baja. El estudio hizo un seguimiento de la salud de 1,800 niños entre el 4 º y el 12 º grado.
Boyle Heights no fue parte de este estudio. Pero el Dr. James Gauderman, autor principal del estudio, dijo que esperaría en promedio “una función pulmonar más baja y un mayor riesgo a otras afecciones respiratorias” entre los adolescentes de nuestra comunidad. Gauderman es profesor de medicina preventiva en la Facultad Keck de Medicina de la Universidad del Sur de California (USC).
La investigación de Gauderman indicó que los niños que viven a una distancia de 250 pies de las calles principales tienen una probabilidad 50% mayor de haber sufrido síntomas de asma el año anterior. Los niños son más vulnerables a los daños pulmonares que los adultos, señaló, porque respiran 50% más de aire por peso corporal que los adultos y pasan más tiempo al aire libre.
Varios estudios han indicado que la exposición sostenida a la contaminación puede aumentar la probabilidad de sufrir ataques cardiacos, accidentes cardiovasculares y arritmias, según la Agencia de Protección Ambiental (EPA).
Las mujeres embarazadas que han estado expuestas a la contaminación del aire pueden tener un mayor riesgo de tener un bebé con bajo peso al nacer, según el estudio de investigación realizado en UCLA y UC Irvine.
Asimismo, en un estudio realizado en el año 2008 por el Distrito de Gestión de Calidad del Aire de la Costa Sur indicó que los residentes de Los Angeles tenían el riesgo más alto en el país de sufrir tipos de cáncer provocados por la contaminación, y que a su vez el mayor riesgo se situaba en los vecindarios de personas de color y bajos ingresos.
Aunque no todas son malas noticias. Cuatro escuelas en Boyle Heights, entre ellas las escuelas primarias Soto Street y Sunrise, instalaron nuevos filtros de aire como parte de un estudio piloto implementado por el Distrito de Gestión de Calidad del Aire de la Costa Sur para reducir la exposición de la comunidad y las enfermedades relacionadas.
Además, la Junta de Recursos de Aire de California (ARB) implementó un plan de reducción de riesgos del diesel para mejorar la calidad del aire en todo el estado. Las corporaciones también están modernizando la tecnología, entre ellas la compañía de bebidas ACE de Boyle Heights.
“Si más empresas grandes se unen a esta iniciativa para modernizar su tecnología, nos ayudaría a todos en toda la ciudad”, dice Villanueva. “Los residentes son la voz que espera ser oída, y con ellos generamos más conciencia para mejorar nuestras condiciones de vida”, señala Andrade.
Charles Patiño contribuyó con este artículo.